Es fundamental entender quién debe asumir la responsabilidad de proporcionar y costear los uniformes de trabajo en el ámbito laboral. En este sentido, tanto el jefe como la empresa tienen un papel clave en esta cuestión, y esto se encuentra respaldado por la Ley Federal del Trabajo, específicamente en su artículo 132.
Según esta legislación, es un deber ineludible del empleador garantizar que el trabajador cuente con las herramientas de trabajo necesarias, las cuales deben ser de buena calidad y mantenerse en un estado óptimo. Esta obligación se extiende a la provisión de uniformes de trabajo, que son esenciales para el desempeño efectivo de las funciones laborales de los empleados.
Puede surgir la pregunta de por qué esta imposición legal de que sea el empleador quien asuma los costos y la responsabilidad de los uniformes. La respuesta se encuentra en la naturaleza misma de los uniformes de trabajo. Estos no son meras prendas de vestir; están diseñados específicamente para desempeñar funciones precisas dentro de la empresa. Además de contribuir a la imagen corporativa al llevar el logotipo o nombre de la empresa, estos uniformes desempeñan un papel importante en la seguridad en el lugar de trabajo. La seguridad laboral también es una obligación que recae sobre el empleador.
En otras palabras, los uniformes de trabajo no se consideran un beneficio adicional, sino herramientas esenciales para la realización de las tareas laborales. Su suministro por parte del empleador garantiza que los trabajadores puedan desempeñar sus funciones cotidianas de manera segura y efectiva.
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